lunes, 19 de diciembre de 2011

Carta a Bautista


Mucho tiempo sin pasar por aquí, con muchos cambios, que seguro que tendréis controlados.Hoy al volver quiero enseñar una cosa, que me ha tenido entretenida todo este tiempo y que tenía una fecha tope para entrega: 10 de Diciembre.

Ese día la gente del Fan Club de Álvaro Bautista, que me dio la agradable sorpresa de hacerme socia de honor en Motorland, celebraba su cena fin de temporada y quiso que con palabras estuviera presente en ella.

Esto fue lo que escribí. Gracias por contar conmigo.

Esta es sin duda la noche más especial del año para todos nosotros, para la gente de este Fan Club que se ha convertido una familia, en la que tú Álvaro eres para cada uno de nosotros un hermano más.

Sin ser de nuestra sangre, la daríamos por ti, nos alegramos por lo que a ti te alegra, nos entristecemos si algo se te tuerce. Te acompañamos para que nunca te sientas solo. Aunque no estemos contigo, pensamos en ti y en ti y en lo que puedas estar sintiendo, como si fuese un sentimiento propio.

Es lo que tiene ser parte de un todo, que nunca vamos a dejar que te sientas solo, pase lo que pase, que esa sensación nunca se te pase por la cabeza. Que por la cabeza sólo tengas los recuerdos, las emociones vividas en un año que ahora cerramos y en el que han cambiado tanto las cosas. Ha cambiado casi todo, pero lo que no cambia es la emoción que emiten tus ojos y tu sonrisa imborrable y como se nos contagia cuando te vemos por la tele.

Si pudiese volver un año atrás a esta misma cena y cada uno de nosotros hubiera podido pedir un deseo, todos habríamos deseado lo mismo. Habríamos deseado que en justicia, encontrases una moto donde poder demostrar de verdad demostrases lo que tienes dentro. Y hoy estamos en parte celebrando que ese deseo ya se ha cumplido.

Y no ha sido la magia de ninguna varita la que lo ha hecho posible, ha sido la energía que tú tienes en las manos, la que te ha abierto las puertas de un futuro mejor

No hay trucos, sólo talento. Y no es que nosotros te queramos muchos, que te queremos, y lo veamos con una pasión subjetiva. Es algo real, tan real como lo complicado que es encontrar alguien que pueda tener una mala palabra sobre ti, alguien que no se haya alegrado por ver como te llegaba el premio a un trabajo duro y a muchos momentos ingratos.

Atrás quedan las caídas, las horas de fisio, los viajes a Madrid, las rehabilitaciones galácticas, los semáforos en rojo que no te dejaban todavía correr.

Quedan tan lejos como los besos no deseados al asfalto, o como queda la Suzuki que te encontraste de la Suzuki que terminaste llevando. Otra vez haciendo magia, como el artesano le da forma al barro, tú le diste forma a una moto que hiciste mejor premio a premio, que pusistes en valor mientras te hacías más grande. Casi de la nada, hasta los límites de su motor y de tus fuerzas, sólo con el talento de tus manos, para darle más sentido y sentimiento, a un montón de piezas y tuercas a las que exprimías de un modo tan intenso como el azul que le daba color. 

El color y el calor que a veces le faltaba y que siempre hacía el reto más difícil, difícil sí, pero no imposible. Porque a esa rueda que muchos hemos maldecido, la calentaba el fuego que te salía desde el corazón, con un latido muchas veces superior a la potencia de la maquina. 
Demostrando que a veces no hay lógicas, ni reglajes, sólo compromiso por mejorar. Que donde no llega la máquina, llega el hombre, donde falta la potencia esta la esencia, que no hay motor más poderoso que tener ganas de no ser uno más, de dejar en cada carrera tú sello personal, de sacar de cada trazado una enseñanza que te haga cada día un poco mejor: Querer progresar a cada giro y en eso año a año eres el número 1.


Así han pasado 365 días, 365 historias, más de 365 vivencias que te habrán hecho mejor; mejor piloto, por qué mejorarte en lo personal es casi imposible; y ahora aunque todavía quede mucho para que se vuelva a poner un semáforo en verde, el futuro para ti es blanco.

Blanco, como un lienzo antes de convertirse en una obra maestra, o como un folio antes de contener en él un libro memorable, blanco un color que siempre transmite cosas en positivo: bondad, pureza, luz, un color que podría seguir definiéndote.

Aunque es fácil hacerlo, eres Bautista, un paisano de Talavera que no quiere ser como nadie, que no ha llegado aquí para ocupar el sitio de nadie, ha llegado al sitio donde se merece. Un talaverano, que sólo quiere ser Alvaro, y escribir él su propio libro memorable y hacer él su obra maestra, dejándose el alma en cada pelea contra el reloj, vaciándose en cada frenada, haciendo más grande la historia de la mirada más bonita de la Mancha.

Pinta con ese azul el lienzo en blanco de los grandes momentos, aunque no nos veas, estaremos disfrutando contigo.

Mucha suerte campeón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario