Querido Marco que estas en el cielo.

Querido Marco, es la segunda carta que escribo para ti desde este tablón virtual que es un blog, la segunda , la última , la más amarga, la que a nadie le gustaría que nos llegara nunca, la de una despedida a destiempo que todavía sigo sin entender.

Querido Marco,estas palabras hoy podría escribirlas cualquiera, cualquiera que haya podido poner un poco de temple a su desazón y cordura a las emociones , que siguen sin entender que nos dejaste,sin entender que te has ido. Cuesta entender que ya no volveremos a ver tu sonrisa antes de una carrera,entender que contigo se ha ido algo a este deporte que nadie más podrá darle.

Querido Marco, si supieras cuanta incomprensión, dolor e impotencia ha dejado tu forma de irte. Una forma no elegida, por qué uno no elige morir joven y de una manera tan dura, que duele sólo al recordar fugazmente la imagen que a todos nos atenaza el corazón cuando pasa como un mal recuerdo por nuestras cabezas. A todos, nos cuesta aguantar las lagrimas por tu marcha inesperadas, no importa hoy a quien se admire, idolatre o defienda cada uno, hoy sólo importa que se ha ido uno de los nuestros.

Tú, una parte de un todo que es el mundo del motociclismo, contigo se ha ido una pequeña parte de todos, los que te conocieron, los que te admiraron, los que fueron tus amigos, los que alguna vez pensaron que lejos de una pista estarías mejor, hoy todos sienten no poder volver a verte rodar .

Yo quiero olvidarme y no quiero hacerlo, me da bandazos el corazón y la cabeza con la misma velocidad que tú girabas sobre la pista, de tus momentos menos buenos, de esa parte de ti que me hizo a veces, llamarte Pelocho, que consiguió ponerme a mil revoluciones en tus batallas a motor y sin él con algunos de esos compañeros tuyos que hoy han recibido otro mazazo mortal, con tu arrivederci inesperado.

Siento que si olvido eso estoy olvidando parte de la esencia que te hizo ser como eras, ser como cantaba el maestro Labordeta sobre mi Zaragoza querida “ Amado, odiado y con un cariño infernal” como los grandes, sin dejar indiferente a nadie, pero dejando a todos heridos.

Ese también eras tú, Sic,Pipo, Pelocho en un tono menos cariñoso, sinónimo de que algo podría pasar. Contigo cerca la indiferencia no tenía sentido, contigo lejos nadie podrá darle a este deporte lo que tu le has dado. Lo bueno y lo menos bueno, lo que todo el mundo entendía y lo que a algunos nos costaba entender.

Otra vez la incomprensión, vuelta al punto de partida de estas letras, a preguntarse por que? a preguntarse y si?... Y si alguna vez,no hubiera deseado que dejaras de pilotar, y si alguna vez no me hubiera enfadado y hubiera pensado que no comprendía como podías dejar eclipsar tu talento, y si,y si y si, tantos y sin respuesta, por qué nada podrá devolverte al lugar donde más feliz eras.

Nada podrá devolverte a una pista, nada podrá devolver tu sonrisa al mundo de la moto, ese que tanto amabas, ese en el que te has dejado la vida. Por amar la moto, por querer ganar, por no renunciar a volver a girar, por aferrarte a tu pasión, con la misma intensidad que viviste tu vida hoy te has marchado.

Pronto, como una leyenda, y con tu marcha se le apaga un poco el brillo a este deporte que amas tanto. Yo me quedaré por siempre con el Marco alegre que tocaba el tambor en Motorland, para ponerle su ritmo personal al mundial, para darle un toque apasionado y veloz a lo más bonito para ti en la vida: tu historia sobre una moto.

Ya no rodaras en un circuito nunca más, te has ido, pero estoy segura querido Marco que arriba, en el Olimpo de los grandes, volverás a sonreír con una moto. Sonreirás como Shoya, como Djairo, y como ellos seguirás estando en cada circuito, en cada moto,en cada piloto, en cada periodista, en cada aficionado, que ha sentido que hoy contigo ha perdido algo, ha perdido tanto, que aún no le ha encontrado sentido.

No dejes de rodar en el cielo, sonríe y dale gas, en la tierra necesitamos creer que es tan radiante esa sonrisa,como la que tenías siempre cuando estabas subido en tu moto.