"A veces en el deporte pasan cosas que resultan inexplicables. Unas, por lo complicado del reto. Y otras, por las razones que imposibilitan que sucedan.
Eso ha pasado hoy con el que podría haber sido el primer triunfo de Johan Zarco en 125 cc. Y digo "podría" porque al final no lo ha sido. No se sabe muy bien debido a qué. Las razones están en la cabeza del francés, la misma que giró incomprensiblemente a unos metros para cruzar la línea de meta buscando la referencia que siempre busca: el 18 del Bankia. No se sabe si pensando en ver la imagen que produce que te ganen después de un mano a mano, -como el que habían mantenido en las últimas curvas-, o pensando que esta vez iba a ser la buena, inaugurando su palmarés con el glamour que confiere batir al gran piloto del Aspar Team. Eso, sólo Zarco lo sabe.
El caso es que, en el último giro, en plena recta de meta, y a escasos metros de conseguir su primera victoria, se volvió buscando a Terol. El levantino encontró el momento perfecto para dar ese "puntito más" que tiene, el que le hace estar por encima del resto y le hizo “un roto, un siete”, volviendo a dejar al pupilo del equipo de Aki Ajo, con el papel del caramelo y el aroma del sabor al triunfo. Un triunfo al que le dio un bocado el líder del mundial, que le hace ser más líder todavía, con menos mundial por disputar.
La imagen de Johan Zarco quedará en la retina y en la memoria de los aficionados al motor, como un “fenómeno extraño” que pasó un día de verano de 2011. Aunque eso sí, hay otras imágenes del galo que tampoco nos gustan, no por lo extrañas que puedan ser, sino por el descaro que algunas de sus acciones sobre la moto tienen. Gestos como sus “cariñosos toques” en la salida con Faubel, -con el que se ha tocado en numerosas ocasiones-, nos recuerdan que no sólo hay que tener pelo en la cabeza cuando pilotas, hay que pensar, y pensar correctamente, algo que Zarco nos ha demostrado hasta el momento que le cuesta hacer el frío desde que el semáforo se pone verde.
Y es que el verde, el verde Bankia, es precisamente el color que debe seguir, para ser la sombra de Terol y lo es hasta en los entrenamientos. Cuando sigue la rueda buena. La del dominador delmundial. El chico que parece que hace algo fácil, algo que no tiene nada de sencillo...
No es sencillo hacer tantas poles, ni ganar la mitad de las carreras del mundial, ni sobreponerte a estar en el centro del tornado que espera que seas tú el huracán que arrase en la pista. Que haga buena la única opción que es ganar este año el Mundial, la razón por la que se quedó en el octavo de litro. Hacer eso y hacerlo con normalidad, parece simple, pero no lo es. No lo es cuando te subes a una moto y de ti se espera todo al 100% y del resto cualquier paso detrás de ti es un triunfo y no lo es, más si cabe si estás rodeado de un montón de gente tan brillante como tú, que compite a tumba abierta por el lugar que ocupas."
Eso ha pasado hoy con el que podría haber sido el primer triunfo de Johan Zarco en 125 cc. Y digo "podría" porque al final no lo ha sido. No se sabe muy bien debido a qué. Las razones están en la cabeza del francés, la misma que giró incomprensiblemente a unos metros para cruzar la línea de meta buscando la referencia que siempre busca: el 18 del Bankia. No se sabe si pensando en ver la imagen que produce que te ganen después de un mano a mano, -como el que habían mantenido en las últimas curvas-, o pensando que esta vez iba a ser la buena, inaugurando su palmarés con el glamour que confiere batir al gran piloto del Aspar Team. Eso, sólo Zarco lo sabe.
El caso es que, en el último giro, en plena recta de meta, y a escasos metros de conseguir su primera victoria, se volvió buscando a Terol. El levantino encontró el momento perfecto para dar ese "puntito más" que tiene, el que le hace estar por encima del resto y le hizo “un roto, un siete”, volviendo a dejar al pupilo del equipo de Aki Ajo, con el papel del caramelo y el aroma del sabor al triunfo. Un triunfo al que le dio un bocado el líder del mundial, que le hace ser más líder todavía, con menos mundial por disputar.
La imagen de Johan Zarco quedará en la retina y en la memoria de los aficionados al motor, como un “fenómeno extraño” que pasó un día de verano de 2011. Aunque eso sí, hay otras imágenes del galo que tampoco nos gustan, no por lo extrañas que puedan ser, sino por el descaro que algunas de sus acciones sobre la moto tienen. Gestos como sus “cariñosos toques” en la salida con Faubel, -con el que se ha tocado en numerosas ocasiones-, nos recuerdan que no sólo hay que tener pelo en la cabeza cuando pilotas, hay que pensar, y pensar correctamente, algo que Zarco nos ha demostrado hasta el momento que le cuesta hacer el frío desde que el semáforo se pone verde.
Y es que el verde, el verde Bankia, es precisamente el color que debe seguir, para ser la sombra de Terol y lo es hasta en los entrenamientos. Cuando sigue la rueda buena. La del dominador delmundial. El chico que parece que hace algo fácil, algo que no tiene nada de sencillo...
No es sencillo hacer tantas poles, ni ganar la mitad de las carreras del mundial, ni sobreponerte a estar en el centro del tornado que espera que seas tú el huracán que arrase en la pista. Que haga buena la única opción que es ganar este año el Mundial, la razón por la que se quedó en el octavo de litro. Hacer eso y hacerlo con normalidad, parece simple, pero no lo es. No lo es cuando te subes a una moto y de ti se espera todo al 100% y del resto cualquier paso detrás de ti es un triunfo y no lo es, más si cabe si estás rodeado de un montón de gente tan brillante como tú, que compite a tumba abierta por el lugar que ocupas."
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