martes, 12 de julio de 2011

Un Quijote del Siglo XXI

El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, es la obra más representativa de la literatura española y una de las más importantes de la literatura en castellano de todos los tiempos. Las aventuras de un caballero manchego, que vivió su pasión por encima de todo y que se embarcó en todas las batallas posibles, con la única ayuda de su noble escudero Sancho y su fe en doblegar todos los gigantes, reales o no, que se interpusieran en su camino.

Un resumen muy somero que tiende puentes con la historia de otro paisano suyo, manchego de pro, que se ha convertido el digno sucesor del Quijote de Cervantes, en pleno siglo XXI, la historia de Julián Simón

Nuestro caballero, no es del Medievo, ni monta un corcel llamado Rocinante, monta su corcel de metal, su Sutter en rojo y amarillo, como los colores de la Mancha, rojo como la tierra en la que empezó a rodar casi antes que andar y amarillo, para el número que jalona su moto, color del Sol, sol de justicia que acompaña en el trabajo, durante horas, de sol a sol, como ahora cuando ha tenido que quemar el reloj, apurar los minutos para volver a galopar por los circuitos del mundo.

Hay que ser muy apasionado de lo que haces, hay que tener un punto de tenacidad que los demás no tienen para conseguir que el dolor de una fractura de tibia y peroné, se convierta en una alegría desmedida por tu vuelta en apenas 33 días.

A Simón le dolió su caída, su caída provocada, en Cataluña, pero no le dolió a él sólo. Esa imagen le causaba daño a todos los aficionados del motociclismo en este país, que sean del piloto que sean, también son un poco del campeón de Villacañas. Un muchacho noble, que no alzó la voz contra las malas artes turcas que lo arrollaron, en el peor momento de año, llevándose por delante sus ilusiones por conquistar Montmeló y por pelear por ganar el cetro mundial que se le resistió en 2010.

Las fuerzas que podía haber empleado en lamentarse, las concentró en una meta, que a algunos podía parecerle una locura como las que tenía en la cabeza el Quijote cervantino: Volver en Alemania, volver en un lugar donde ya sabía lo que era ganar.

La aventura de Simón “El moderno caballero”, suponía recorrer un largo y tortuoso camino hacía Germania, en una lucha sin descanso contra el tiempo y el dolor. Una lucha que ha llevado siempre con la amabilidad, sin lamentaciones y acompañado por un montón de nobles escuderos, un montón de Sancho Panza, que han estado junto a él al modo moderno recorriendo las etapas que tenía marcadas hasta su vuelta.

Por twitter, web o facebook, el toledano ha compartido con los miles de Sancho Panza que le acompañan en su carrera, esta cuenta atrás que ya ha culminado. El domingo Simón volverá a estar en la parilla y tendrá, sin tenerlo, a un fiel escudero a su lado. Cada uno de tus fans, es un Sancho Panza, te acompaña, admira tu nobleza, bondad y tesón, se alegra por ti como si de una buena noticia para él hubiera sido, tu dolor terminó y terminó el suyo. No estabas loco, Julito, por querer volver tan pronto, es que amas tanto a la moto, como la moto te ama a ti.

Cabalga de nuevo, Quijote del Siglo XXI, en este próximo GP los motores seguro que sonaran más alegres...

4 comentarios:

  1. Como te llevo diciendo desde el primer momento: ¡¡Enhorabuena!!

    A mí no me gustan las "prisas" en cuestión de salud, aunque reconozco que hace más el que quiere que el que puede y a Julito, tu admirado Caballero, le sobra salud. Le deseo muuucha suerte en Sachsenring ;)

    V'sSs DoradaZzZ

    PóluxCrivillé

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  2. Tuve la desgracia de ver la caída en directo en Montmeló,justo delante de mi grada,se hizo un silencio sepulcral...

    Ahora Julito vuelve con mucha fuerza y todos estamos felices de verlo de nuevo subido en su Suter 60.

    Grande entrada como siempre mi reportera más dicharachera de MotoGP.Besitos!

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  3. Me parece una exposición perfecta y que comparto..yo soy mas bien de twitter, y tengo que decir que Julian siempree estara en mi coraz'n como un gran amigo, Y para ti Olga, pues graciaas por una exposición tan viva.

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