Estoril, tercera parada del mundial, tercera ocasión para disfrutar, para hacer cábalas de quien va a ganar la carrera, salvo que estemos hablando del octavo de litro, una cilindrada, donde hasta el momento, cada carrera tiene dos películas en paralelo : Una “ Mi camino para reinar”que acaba con Nico Terol en lo más alto de podio, reafirmando su calidad y su candidatura clara a ser el nuevo número 1. La otra historia “ Adivina quien te acompaña esta tarde en el podio” es la que le da “vidilla” a cada carrera.
Una historia que de momento tiene algunos protagonistas fijos como Cortese. El alemán es el que más empeñado parece en darle emoción a la aventura de suceder a Márquez como rey de 125 cc. En cada sesión hay unos “secundarios de lujo” que han protagonizado momentos estelares, pero no han tenido el reconocimiento debido al trabajo realizado.
Folger, Zarco, Gadea, o Faubel. La pareja Bankia de Terol, que partía con galones de protagonista principal y al que las curvas, de momento, le han tirado al suelo y sin opciones a tener más minutos de gloria ni a visitar territorio de premios y zona noble de puntos, el lugar al que por calidad está llamado a estar.
Y como toda buena película, en cada paso del Mundial, hay un giro sorprendente del guión, que convierte a un secundario en protagonista destacado.
Nombres como Oliveira, que quería ser profeta en su tierra y consiguió salir en el top de la parilla, o como Alberto Moncayo, protagonista negativo tras unas buenas tandas de entrenamientos y al que la caprichosa tecnología le dejaba “enjaulado” en el box sin poder salir a rodar y competir y dar un zarpazo a unos buenos puntos en la jungla de la carrera. U otros como Salom o Adrián Martín, que también demostraban su buena evolución.Todos quedaban eclipsados por el vuelo sobre el trazado luso de Maverick Viñales.
El campeón de España y Europa de 125 cc. Nacido para rodar y ganar, ese sería un buen título para el biotopic de la vida de un talento en bruto que rueda y gana casi desde que empezó a andar. Una realidad que llegaba al mundial con la misión de pugnar con Moncayo y Oliveira por ser el novato del año, pero que ha tardado poco en demostrar el cocktail de ambición y talento que le corre por dentro.Ayer se quedó a un suspiro de la gloria completa que hubiera supuesto su tercer puesto, convirtiéndose en uno de los nuestros más jóvenes en pisar un escalón en la gloria de un gran premio en 125 cc. Dos milésimas que no pusieron la guinda a un fin de semana que le reafirmó ante los que los que sabían de su talento y le presentó ante el resto del mundo que no conocía su vuelo rasante sobre la moto. Dos milésimas que no deben poner ni un pero a lo hecho, la gloria llegará, hasta entonces Maverick, sé un Ice Man y busca el momento perfecto.
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