Y cuando se trata de templar los nervios ante lo inesperado, esta parilla tiene un actor principal rodeado de un elenco muy profesional, Nico Terol, un puntito por encima del resto, un actor camaleonico en la película de esta carrera que ha sabido adaptarse al nuevo decorado, que las nubes y el dios viento prepararon para ayer.
Le bastó el arranque de la salida para tomar el mando y lanzarse al abordaje de los 25 puntos que es el botín de la victoria. Ponerse al frente y tirar, e ir abriendo brecha, con decisión, sin mirar atrás. Dejando así a los rivales enzarzados en batallas menores, concentrado en ser más firme que el viento , que sobre la pista aragonesa era el principal enemigo y el principal miedo para el alcoyano. Su reto era batallar con Eolo, para cruzar la meta empujado por su fuerza, mientras esperaba que se resolvieran las luchas que a su espalda se estaban llevando a cabo.
Batallas muy atractivas como la que Johan Zarco y Héctor Faubel, mantuvieron durante el 95 % de la carrera. Una pelea, que podría ser la segunda entrega de lo visto en Misano. " La pelea entre un francés y un valenciano" Parte dos. Dos protagonistas con un perfil distinto. A Zarco, ya lo calificó su jefe de equipo en el pasado Gran Premio, nos ahorro el trabajo por lo que a veces hace en la pista o en la sala de prensa. Acciones como "dejar caer, que Faubel había hecho un gran trabajo de equipo, para romperle su ritmo", eso sí con el principal implicado ausente, para no contrastar la opinión. En mi modesta visión, Héctor y Nico podían haber llegado al acuerdo que hubieran querido llegar, al que por cierto no llegaron, pero no tiene nada que ver con que tú, querido Johan,no pudieses primero seguir el ritmo que marcaba Terol y después abrir brecha con respecto a Faubel.
Lo peor que tras una emocionante sucesión de adelantamientos, con alguna mirada hacía el infinito de las tuyas, fue el piloto español el que besó el suelo y además de dolorido, no vio recompensado el esfuerzo que había hecho por poner el broche a un fin de semana, en el que se había sentido más fuerte, con más convicción en si mismo, recuperando sensaciones que estaban dormidas, pero no olvidadas.
Y como en todos los incidentes inesperados, hay beneficiados inesperados. En este caso fue Maverick Viñales que de rondón se encontró con un puesto en el cajón. Un tercer puesto que un premio, una recompensa a parte del trabajo del fin de semana, no a lo que había hecho sobre la pista. Son palabras propias del gerundense, que como Terol, también se había visto contrariado con la aparición en escena del viento y que en carrera tuvo que añadir a la concentración por evitar caerse la preocupación por un neumático trasero desgastado desde la quinta vuelta y que le obligó a bajar el pistón de las revoluciones, ceder unas décimas y rodar para asegurar puntos en su particular lucha por finalizar el año lo más alto posible.
Y es que Viñales, como los grandes campeones con hambre y aspiración infitia, todavía no renuncia al mundial, aunque sabe que cada vez el reto está más complicado. No es osado, es que sabe que tiene mucho talento en las manos y habilidad para a través de su moto, plasmarlo sobre cada pista.
Hasta aquí las peculiares historias de los que después de cada carrera, suben a la platea de ganadores, los que salen en la foto, ven ondear banderas, escuchan el himno del campeón y se bañan en el elixir de la victoria. Pero en justicia, hay que hablar de los que nos ofrecieron el espectáculo a la retina de una pugna, sin premio, ni foto, ni himno, en forma de delicattessen para los aficionados.
Salom, Vázquez, Cortese, Kent, Moncayo, Martín... o como adelantarse mutuamente, durante vueltas y vueltas, buscando cada vez más el límite, el rincón más insospechado, por el placer que te da pilotar, por buscar tú nombre en lo más alto del top ten, aún cuando sabes, que sólo los entendidos apreciaran tu trabajo, tu esfuerzo, tu entrega y tu capacidad de superación, ante todo.
ante el calor, ante el viento, ante los pilotos más fuertes, ante los que como Terol, son superiores hasta a las fuerzas de la naturaleza.
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