domingo, 5 de junio de 2011

MVP: El fin no justifica los medios.



Para ganar no siempre vale todo y eso ha quedado hoy muy claro en la carrera de 125 cc en el Gran Premio de Catalunya, en un duelo que se ha decantando en un mano a mano no todo lo deportivo que cabía esperar.


Johan Zarco tenía claro que la moto más rápida era la de Terol y el mismo ha admitido que ha utilizado todas sus armas para ganar, incluso las que sobrepasan los límites de lo permitido.


Feo el gesto del piloto francés, que recibía la sonora pitada de la grada, que señalaba al galo como culpable de un gesto que no puede repetirse y que le ha costado caro. Las normas son las normas, sanción de veinte segundos, duro castigo después de una lucha inteligente y jugar al gato y al ratón con el líder de la categoría, al que le ha mantenido un pulso y ha buscado las opciones de ganar, pensando, rodando, tratando de hacer doblar la rodilla al levantino. En esa misión se encomendó puso toda su alma, y el cuerpo, y fue ese el fallo que le condenó y emborronó una carrera bonita que nos tuvo pegados al televisor.


En ese baile con Zarco y Terol, hubo un tercer invitado, el special guest star, como si de una película de Hollywood estuviéramos hablando, y nunca mejor dicho en este caso: Maverick Viñales.


El gerundense nos ha demostrado que el periodo de aclimatación, en los elegidos, no es necesario Como todo un veterano con carreras en el mundial a sus espaldas arranco y se puso a liderar la prueba, sin complejos, sin que todo lo que se le ha venido encima tras conquistar la Galia, le haya afectado. Y es que ni el glamour y todo el sequito de su famosa mecenas, que hoy ha revolucionado Montmelo, han conseguido descentrar a esa maquina de ganar que es Maverick, que quiere ser el mismo, sin parecerse a nadie pues sabe que sus propios valores y virtudes le harán ser su por mérito propio referente a admirar.




Admirable como la regularidad y el hambre insaciable de Terol, que giro a giro, va escribiendo en recto y apurando, su cronología de la conquista del mundial. No hay que restarle nada de mérito a la superioridad del piloto de Bankia, al que en cada carrera le retan al duelo de intentar ganarle, poniendo a pruebas sus virtudes, las de su moto, la mejor de la categoría, y su inteligencia emocional para no dejarse llevar por las arrancadas de Viñales o por el jugueteo ratonero de otros pilotos o por la presión de ser el favorito a ganar , obligado a hacerlo y casi que no hacerlo sería un pequeño fracaso.


En el guión de esta temporada hay un actor principal y un buen montón de secundarios de lujo. Algunos, la mayoría de los nuestros, todavía no han ofrecido su perfil bueno a la cámara y se espera que en la siguiente escena que se rueda en territorio británico tengan más brillo: Faubel, Gadea, Efrén, Martín. Mucho talento, mucha estrella, pero de las de verdad, y no de las mediáticas, como París Hiltón que paso cual tornado por el paddock de Montmeló, y que a su modo, peculiar, pero a su modo, ha contribuido a que tenga más eco el ruido de los motores.

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